Durante los pocos días que han transcurrido del año 2023, calificado por todos los economistas como de gran incertidumbre, crisis y recesión, se están empezando ya a asentar las agendas globalistas de las diferentes instituciones internacionales, léase Banco Mundial, OMS, FMI, etc. Todas ellas tienen un programa específico sobre el que están corriendo verdaderos ríos de tinta impresa o electrónica. Estamos ante la llamada «Agenda 30-50», un plan de reestructuración para todos los países del mundo que implicará -se dice- grandes cambios sociales. Se puede acceder a los documentos de estos programas en las páginas de las Naciones Unidas. Hay aspectos de gran interés, como la sensibilización creciente ante los problemas medioambientales, la superpoblación, las migraciones, el hambre, la violencia hacia la mujer, junto a otros muy controvertidos relativos al mercado laboral, los procesos productivos, la creciente robotización, etc. Parece obvio decir que esta agenda pretende el bienestar humano de toda la población, con independencia del país; pero las cosas no son tan sencillas, entre otras razones porque se aplican criterios económicos neoliberales y no parece que así se pueda combatir la pobreza de forma eficaz. Se pretende también crear una mega clase social con la emergencia de un nuevo tipo de trabajador/a sumiso a las grandes transformaciones tecnológicas que se están produciendo o están por venir. En ese entorno, sencillamente, las minorías ricas seguirán viviendo muy bien, y la mayoría pobres, viviremos mal aunque hipnotizados por un falso bienestar y poder adquisitivo basado en ayudas sociales y otras migajas que, en sí mismas no son malas para hacer frente a dificultades personales puntuales; sin embargo, extendidas a una gran parte de la gente, no serán otra cosa que una forma de control social.

Algunos hablan -cada vez son más- de eliminar gente mediante eutanasia, eugenesia, reducción de embarazos, aborto masivo, etc. Ya se está haciendo. Pero no se trata de eliminar población (por cierto, algo defendido por Hitler en su día) sino de combatir la pobreza redistribuyendo la riqueza, creando condiciones óptimas para desarrollarnos como seres humanos y herramientas eficaces que dinamicen el trabajo. Ello requiere de solidaridad verdadera, compartir, amor de verdad al prójimo, ayuda a los que nada tienen, etc. ¿Les suena esto? Fue el testimonio de Jesús de Nazaret.

Agendas sociales, ingeniería social, tecnología, todo ello no podrá con el espíritu humano; pero ciertamente la situación crece en dificultades.

En definitiva, el mundo sigue girando. Y la humanidad empeñada en crear sufrimiento, violencia y destrucción. No pidamos a Dios que solucione lo que es responsabilidad absoluta nuestra.

Por JL Nava

Profesor. Mis intereses de investigación: Antropología de la salud, bioética y desarrollo social. Escribo ensayo y prosa poética. ............................................................................................

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